Qué somos

La ciencia y la tecnología ejercen una influencia crucial en nuestra vida cotidiana. Por tanto, no podemos estar al margen de cuáles son las ventajas e inconvenientes que implica su aplicación práctica. Al contrario, la sociedad debe estar informada para tomar decisiones siendo conscientes de la trascendencia que estas pueden tener a nivel personal y colectivo.

Estas razones nos llevan al convencimiento de que hacer divulgación de la ciencia es de una importancia radical. Sin embargo, el volumen de conocimientos científicos es ingente y muy complejo traducirlos a un lenguaje asequible para la mayoría de las personas.

La divulgación es un acto de comunicación, por tanto, sujeto a sus reglas. La más básica es la obligación de atraer el interés de la audiencia. Sin ese interés, no hay comunicación posible.

Partimos de dos premisas: primero, la necesidad de seleccionar lo más trascendental entre el inmenso volumen de conocimientos científicos. En segundo lugar, informar en la forma más simplificada y entretenida, para hacerla entendible y atractiva para los diferentes tipos de públicos.

El aprendizaje es más que la mera acumulación de datos y hechos. Es necesario un ingrediente capaz de fijarlos en nuestra memoria. La realidad es que solo aprendemos cuando se nos despierta algún tipo de emoción.

La principal virtud del arte es comunicar despertando nuestras emociones. Las artes escénicas, en particular, tienen la capacidad de atraer nuestra mirada sobre el escenario para hacernos partícipes en cualquier asunto relacionado con la naturaleza humana, de manera que podamos reflexionar sobre ellos estando implicados emocionalmente.

¿Por qué no usar como herramienta los recursos de las artes escénicas para tratar asuntos relacionados con la ciencia para exponerlos desde diferentes puntos de vista y reflexionar sobre ellos? El intento de responder a esta pregunta es el punto de partida de Función de Onda.

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